Toda la información sobre la artrosis facetaria
Las facetas articulares de la columna son las que articulan la parte posterior de las vértebras. Se conectan por la parte inferior a través del disco intervertebral, cuerpo vertebral y articulaciones facetarias de las láminas posteriores. Disponen de diferentes grados de movilidad y permiten, de forma armoniosa, la flexión lumbar hacia delante, la extensión hacia atrás y las lateralizaciones. Asimismo, evitan la excesiva rotación de las vértebras.
Cada faceta articular está contenida en una cápsula y reforzada por ligamentos. Cuando el cuerpo se inclina hacia atrás o hacia los lados, la articulación facetaria se cierra y se comprime. Si por el contrario, el cuerpo se dirige hacia delante, las articulaciones se abren y los ligamentos se estiran.
Las facetas articulares de la columna proporcionan resistencia evitando la rotación o desplazamiento anterior de las vértebras. También tienen un papel de soporte con el 10% de carga axial (peso que soporta la columna vertebral), aunque el principal volumen (80%) es soportado por los cuerpos vertebrales y el disco intervertebral.
El proceso degenerativo de la columna es fisiológico. Suele comenzar en la segunda década de la vida en el disco intervertebral, produciéndose protrusiones y herniaciones que provocan una disminución del disco intervertebral. Esta situación provoca un aumento de presión de las facetas articulares que repercute en un mayor desgaste del cartílago de éstas. Se produce sinovitis en la articulación e irritación de la cápsula, siendo la causa de dolor facetario.
El deterioro del cartílago de la articulación facetaria provoca laxitud y subluxación articular. Esta hipermovilidad provoca osteofitos y esclerosis de las articulaciones, produciéndose hipertrofia facetaria. Esta inestabilidad sobrepasa los límites fisiológicos y aparece el dolor.
Las posturas forzadas en flexión e hiperextensión, sobre todo las relacionadas con la manipulación de peso, aumentan la carga que soportan las articulaciones de las facetas y puede acelerar la artrosis facetaria lumbar.
El síndrome facetario lumbar puede ser el origen de la artrosis facetaria, inflamación y dolor de espalda.
Para entender el proceso de la artrosis en las facetas de la columna, es importante hacer referencia a los ramos nerviosos menores que se integran en los diferentes nervios raquídeos de cada segmento vertebral:
- Ramo posterior: inerva las articulaciones facetarias, los ligamentos espinosos, el ligamento amarillo, los músculos lumbares y la piel.
- Nervio sinuvertebral de Luschka: inerva la zona más posterior y lateral del anillo fibroso.
La transmisión del dolor recogido a través del ramo posterior puede percibirse como dolor local (lumbalgia) y/o dolor referido. La inflamación o desgaste de la facetas articulares activa los nervios que transmiten los estímulos a la articulación y puede desencadenar dichas molestias. La actuación sobre el ramo posterior debería bloquear la conducción de la información dolorosa de la articulación facetaria.
El síntoma fundamental de la artrosis facetaria es el dolor lumbar crónico. En la mayoría de casos se trata de dolencia profunda, constante y de difícil localización sobre la región lumbar. Este dolor puede afectar también a nalgas, región inguinal, caderas o de forma inespecífica, a las extremidades inferiores.
Las molestias del paciente aumentan al andar o estar sentado un tiempo prolongado con la bipedestación y/o la sedestación prolongadas. En ocasiones se tiene la sensación de “no poder encontrar una postura sin dolor” y, de forma recurrente, se reagudizan episodios de malestar, existiendo una disminución de la movilidad lumbar que afecta especialmente en la extensión y rotación lumbar.
La artrosis facetaria puede causar una estenosis del canal espinal debido a la deformación de la articulación y la hipertrofia de las facetas. Si dicha estenosis llega a comprimir una estructura nerviosa o la médula espinal, el dolor se irradia por las piernas con parestesias, pérdida de fuerza y limitación. En esto casos, es necesario parar la marcha para experimentar alivio.
El diagnóstico del dolor lumbar crónico de origen facetario se basa fundamentalmente en la exploración clínica, los estudios de imagen y la respuesta al bloqueo facetario.
Las características del dolor de origen facetario también son comunes a otras causas de dolor lumbar, motivo por el cual es difícil la asociación de estos síntomas con la artrosis facetaria. Los estudios de imagen utilizados (radiografías, TAC, resonancias magnéticas o gammagrafías) son capaces de detectar los cambios degenerativos facetarios y/o discales, pero la precisión de las pruebas diagnósticas para identificar a las facetas como el origen del dolor lumbar crónico presentan una limitada validez diagnóstica. Algunas pruebas concretas son las siguientes:
- Radiografía oblicua en la que se observa la articulación facetaria.
- TAC corte sagital en el que se observan las articulaciones facetarias posteriores normales.
- TAC corte axial en el que se observan las articulaciones facetarias posteriores normales sin degeneración.
El bloqueo facetario o bloqueo de facetas lumbares con anestésico local es una inyección guiada por fluoroscopia que no ofrece un diagnóstico definitivo. En caso de respuesta positiva con esta técnica, el dolor cesa o se reduce en al menos un 50%.
El tratamiento de la artrosis facetaria debe iniciarse con analgésicos o antiinflamatorios, pudiendo añadir relajantes musculares.
La rehabilitación física como tratamiento sintomático debe ir acompañado de la reeducación de la espalda mediante ejercicio, descenso del peso corporal y corrección de malos hábitos posturales.
La infiltración lumbar facetaria con anestésico y corticosteroide puede tener un efecto calmante con alivio de los síntomas prolongado y servir de pronóstico para tener éxito con la técnica quirúrgica de radiofrecuencia o rizólisis.
La denervación percutánea facetaria lumbar por radiofrecuencia o rizólisis es una técnica mínimamente invasiva para el tratamiento sintomático del dolor lumbar crónico de origen facetario. Este tipo de microcirugía de columna consiste en dañar de forma controlada las fibras nerviosas que transmiten los estímulos a las articulaciones facetarias transmisoras del dolor (ramo posterior) mediante calor puntiforme. Al ser una cirugía de columna, el traumatólogo especialista en columna vertebral es el encargado de realizar esta operación.
Características y ventajas de la rizólisis facetaria:
- El procedimiento se debe realizar en el quirófano y con radioscopia para verificar la correcta colocación de los electrodos en la proximidad del ramo posterior en su salida, entre la faceta y la apófisis transversa.
- Se puede realizar en todos los niveles lumbares con artrosis facetaria uni o bilateral.
- Se realiza de forma percutánea sin aperturas en la piel y el paciente recibe el alta sin necesidad de ingreso.
- Se requiere que el paciente esté despierto para colaborar en la identificación del dolor.
- Los electrodos transmiten el calor generado por radiofrecuencia y causan una lesión en el ramo posterior que provoca el cese de la transmisión del dolor originado en su territorio de inervación.
- La eficacia analgésica puede ir disminuyendo con el paso de los meses, pero no suele alcanzarse el nivel de dolor previo a la rizólisis. Esta técnica es inocua, por lo que puede llevarse a cabo en más ocasiones si la mejoría fue significativa.
Nuestros traumatólogos especialistas son pioneros en operaciones de microcirugía de columna en Madrid.