Toda la información sobre esguince cervical
El cuello está compuesto por un conjunto de estructuras que desempeñan un papel fundamental en el soporte, la movilidad y la protección de la médula espinal. Estas estructuras incluyen músculos, ligamentos, fascias, discos intervertebrales y vértebras.
Para comprender la anatomía de las cervicales es necesario tener en cuenta dos pilares y dos segmentos:
- Pilar anterior: incluye los cuerpos vertebrales, discos intervertebrales, el ligamento longitudinal anterior y el ligamento longitudinal posterior.
- Pilar posterior: abarca las estructuras óseas posteriores del arco neural, las articulaciones facetarias y ligamento fravo, el ligamento interespinoso y ligamento supraespinoso, y la musculatura.
- Segmento superior (C1-C2): es responsable de proporcionar la flexión, extensión y rotaciones.
- Segmento inferior(C3-C7): es encargado de la flexión, extensión y rotaciones, así como de proporcionar soporte y transmitir la carga axial.
Cuando se observa la columna cervical de frente (visión anteroposterior), se aprecia una configuración recta de ésta, pero en proyección lateral presenta una curvatura con convexidad anterior (lordosis), proporcionando a la columna una movilidad más armoniosa y elástica.
Es importante destacar que la zona de las vértebras C4 y C5 experimenta una mayor tensión, lo que la convierte en una de las áreas más propensas a lesiones.
El esguince cervical ocurre cuando el cuello experimenta un movimiento brusco, generalmente por hiperextensión (cuello hacia atrás) o hiperflexión (cuello hacia adelante). Estos movimientos pueden causar la elongación o estiramiento excesivo de los ligamentos, músculos, cápsulas articulares, y en algunos casos, la compresión o ruptura de las fibras anulares del disco intervertebral. Estas tensiones en las estructuras del cuello a veces resultan en lesiones que generan síntomas del esguince cervical. Es importante destacar que el esguince cervical es la consecuencia más frecuente de los accidentes de tráfico por alcance.
Grados del esguince cervical
Los esguinces cervicales se clasifican en diferentes grados, que van desde menos a más severos:
- Grado cero: el paciente no experimenta dolor en el cuello.
- Primer grado: puede haber un dolor leve en el cuello y la cabeza, pero no afecta significativamente la vida diaria.
- Segundo grado: se presenta dolor cervical moderado (cervicalgia) con dificultades en el movimiento del cuello y molestias en ciertos puntos.
- Tercer grado: en este nivel, el paciente sufre una lesión neurológica.
- Cuarto grado: este grado se diagnostica cuando existe una fractura o luxación, generalmente causada por traumatismos graves.
Los síntomas principales del esguince cervical incluyen dolor en el cuello y una dolorosa limitación en la movilidad del cuello. Con el tiempo, esta limitación puede evolucionar hacia rigidez cervical y está acompañada de vértigos o mareos.
En los casos que se presenta una rotura del anillo fibroso, el núcleo pulposo puede herniarse y comprimir una raíz nerviosa, lo que resulta en dolor que se irradia hacia el brazo y la mano (cervicobraquialgia) o en alteraciones neurológicas con sensaciones anormales de cosquilleos o cambios en la temperatura (parestesias).
La edad, el sexo y la constitución física pueden influir en la gravedad de los síntomas. Por ejemplo, las mujeres con menos masa muscular o las personas mayores de 50-55 años con alteraciones degenerativas de columna (artrosis cervical) pueden experimentar un empeoramiento y prolongación del dolor.
Los síntomas pueden instaurarse de forma temprana, pero es más frecuente que se desarrollen a lo largo de los días. La duración de los síntomas varía según cada caso, y es frecuente que en algunas de las alteraciones mejoren gradualmente en semanas o meses. En casos más prolongados, puede surgir una desanimación psicológica que puede llevar a un cuadro depresivo.
Por último, en situaciones de traumatismo de alta energía, es posible que se produzcan desgarros más extensos en los ligamentos y las cápsulas articulares, lo que puede dar lugar a subluxaciones de las vértebras o fracturas del cuerpo vertebral. Estas son lesiones más graves y requieren atención urgente por parte de un especialista.
Para diagnosticar un esguince cervical, es esencial llevar a cabo una historia clínica detallada y una exhaustiva exploración realizada por nuestros traumatólogos especializados en esguinces cervicales en Madrid. Las pruebas complementarias de diagnóstico que suelen ser necesarias incluyen:
- Radiología simple: esta prueba implica proyecciones posteroanteriores y laterales. Además, en algunos casos se requiere también una proyección oblicua y transoral. La realización de estos estudios ayuda a identificar alteraciones en la curvatura fisiológica de la columna, como rectificación de la lordosis cervical o la cifosis cervical, signos degenerativos artrósicos que pueden exacerbar el cuadro clínico, y permiten descartar subluxaciones o fracturas vertebrales que implican una valoración urgente por el especialista.
- Resonancia Magnética: este estudio aporta información sobre posibles afectaciones en las partes blandas del cuello (músculos, ligamentos, cápsulas articulares o discos intervertebrales). Además, permite discriminar si hay una compresión estructural de un nervio por herniación del disco, inflamación en los tejidos blandos o edema en los cuerpos vertebrales.
- Electromiografía: la electromiografía analiza mediante electrodos el funcionamiento de los nervios periféricos y los músculos a los que transmiten estímulos. Sugiere compresión de la salida de un nervio periférico, fundamentalmente por una hernia cervical. Cuando existe lesión compresiva del nervio, se utiliza para monitorear la recuperación de la afectación compresiva del nervio.
- Tomografía axial computarizada (T.A.C): esta prueba se utiliza para evaluar alteraciones en el hueso, como fracturas o luxaciones. Proporciona múltiples cortes milimetrados en diferentes ejes (sagital, coronal y axial) y reconstrucción en 3 dimensiones de las vértebras de la columna vertebral
- Estudios vertiginosos: cuando el paciente sufre alteraciones vertiginosas o mareos es necesaria la valoración con pruebas vestibulares por el otorrinolaringólogo.
En el contexto del esguince cervical, es crucial establecer diferencias claras entre los términos asociados a esta patología:
La cervicalgia
Es un concepto sintomático y significa dolor cervical. No indica una lesión específica, ya que se basa en la descripción del dolor por parte del paciente. La cervicalgia puede ser crónica, lo que significa que el dolor persiste de manera continua en la región del cuello, la cabeza u otras áreas circundantes.
El latigazo cervical
Indica que se ha producido un mecanismo de flexo – extensión sobre la columna cervical pero no permite un diagnóstico de las lesiones producidas. Generalmente, el origen es postraumático por accidente de coche.
Cuando se produce un latigazo cervical y como consecuencia se sufre dolor cervical, rigidez de cuello o mareos, es muy complejo distinguir qué alteración anatómica se ha producido y es causante de las molestias.
Los síntomas más habituales de un latigazo cervical son principalmente rigidez de cuello o mareos. Es muy complejo distinguir que alteración anatómica se ha producido y es causante de las molestias.
El latigazo cervical no presenta secuelas en la mayoría de los casos, el paciente tendrá que seguir un tratamiento para su próspera recuperación.
Discopatía cervical
Esta afección se produce cuando uno de los discos de la columna vertebral está dañado, lo que provoca dolor en el paciente. Aunque puede compartir síntomas con el esguince cervical, es una afección distinta que afecta directamente a los discos intervertebrales de la columna cervical.
La actitud del paciente desempeña un papel crucial en la recuperación de un esguince cervical. Mantener un estado de ánimo positivo y estar comprometido en el proceso de recuperación son aspectos fundamentales para lograr una mejora clínica rápida.
Cuando no se presentan lesiones graves, como luxaciones o fracturas cervicales añadidas, se debe evitar el reposo prolongado, que no debe exceder los dos días. Generalmente, el uso de collarines suele ser contraproducente, ya que la inmovilización excesiva de los músculos del cuello puede producir insuficiencia por atrofia.
El enfoque debe centrarse en mantener una vida normal, continuar con las actividades habituales y recuperar la movilidad del cuello de manera gradual.
En el caso de contracturas cervicales o musculares, el tratamiento médico suele incluir antiinflamatorios – analgésicos y miorrelajantes. Asimismo, la aplicación de calor local puede ayudar a relajar los músculos y mejorar el flujo sanguínea por vasodilatación, ayudando a eliminar sustancias acumuladas por las lesiones de partes blandas como histamina y prostaglandinas.
A partir de la primera semana, es posible combinar ejercicios de movilidad progresiva activa con rehabilitación física.
Si el proceso evoluciona con vértigos o mareos, puede ser necesaria la utilización de fármacos antivertiginosos. Si aún así se prolonga esta situación, la valoración por el otorrinolaringólogo y/o el neurólogo es importante para diagnosticar o descartar alteraciones que pueden haberse producido en el sistema vestibular o en el sistema nervioso.
Los fármacos antineuríticos solo se emplean en situaciones en las que existe compresión de un nervio periférico, como en el caso de una hernia cervical. Estos casos se caracterizan por cervicobraquialgia, que se traduce en dolor cervical con irradiación hacia el brazo o la mano, acompañado de síntomas neuropáticos como parestesias, atrofia muscular o debilidad.
Cuando los síntomas persisten y no se observa una mejora gradual, es posible que el paciente experimente un desánimo y depresión, lo que puede requerir tratamiento psicológico y/o psiquiátrico.
No dude en visitar nuestra clínica de columna vertebral en Madrid, donde ofrecemos las técnicas más avanzadas para el tratamiento de esguince cervical.
La recuperación tras un tratamiento o una cirugía cervical es un proceso crucial que requiere paciencia y cuidados específicos.
Después de la intervención, es esencial que los pacientes sigan estrictamente las indicaciones médicas. Esto incluye, en algunos casos, mantener la zona inmovilizada, realizar ejercicios de rehabilitación si son recomendados, y tomar medicamentos prescriptos para el dolor y la inflamación.
La duración de la recuperación puede variar según la gravedad del tratamiento o la cirugía, así como la respuesta individual de cada paciente. El seguimiento médico periódico es esencial para garantizar una recuperación exitosa en el menor tiempo posible.
Las secuelas de un esguince cervical pueden manifestarse de diversas formas y, en ocasiones, pueden perdurar durante un periodo prolongado.
Es importante destacar que mientras muchos pacientes se recuperan por completo, otros pueden experimentar síntomas continuos, que incluyen dolor de cuello, rigidez, dolores de cabeza, y mareos.
El tratamiento para abordar estas secuelas generalmente involucra fisioterapia, ejercicios de fortalecimiento y técnicas de manejo de dolor. Es crucial que los pacientes sigan las recomendaciones médicas y busquen atención si los síntomas persisten o empeoran, ya que un enfoque temprano en el tratamiento puede prevenir complicaciones a largo plazo.