La espondilitis anquilosante se trata de una enfermedad inflamatoria que, con el paso del tiempo puede derivar en una fusión de las vértebras de la espina dorsal, de forma que esta se hace menos flexible y aparece una postura encorvada. En este post hablamos sobre la espondilitis anquilosante, sus síntomas y causas más frecuentes, así como el mejor diagnóstico y tratamiento para esta enfermedad. No te pierdas nada en este artículo.
¿Qué es la espondilitis anquilosante?
La espondilitis anquilosante es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta fundamentalmente a las articulaciones de la columna vertebral. Se trata de una enfermedad que, según la Sociedad Española de Reumatología, afecta a entre el 0,5% y el 1% de la población cuya incidencia es de 7 casos por cada 100.000 habitantes al año, más comúnmente presente en hombres que en mujeres, en los que suele aparecer entre los 20 y los 30 años de edad.
La espondilitis anquilosante se conoce por ser una forma crónica de artritis, la cual afecta mayormente a los huesos y las articulaciones en la base se la columna, donde esta se conecta con la pelvis.
Síntomas de la espondilitis anquilosante
Los signos y síntomas de la espondilitis anquilosante normalmente comienzan en la edad adulta temprana. Los primeros signos incluyen dolores y rigidez en la zona lumbar y la cadera, normalmente por las mañanas y tras periodos de inactividad.
Dolor en la zona del cuello y el cansancio del paciente son otros de los síntomas más comunes de la espondilitis anquilosante.
La fusión de las articulaciones de la columna vertebral puede probar una limitación de la movilidad de la columna, lo que deriva en una pérdida de la flexibilidad de la misma y rigidez.
Otras partes del cuerpo que pueden verse afectadas por una espondilitis anquilosante son:
- Inflamación y dolor de las articulaciones de los hombres, rodillas y tobillos.
- Articulaciones intercostales y el esternón.
- Inflamación y enrojecimiento de los ojos.
Causas de la espondilitis
Actualmente, no se conoce la causa de la espondilitis anquilosante, pero lo cierto es que parece existir predisposición genética. En particular, las personas que cuentan con el gen que se conoce como HLA-B27 cuentan con un mayor riesgo de padecer una espondilitis anquilosante.
Lo cierto también es que muchas de las personas que tienen este gen nunca padecen de esta enfermedad.
Diagnóstico y tratamiento de la espondilitis anquilosante
El diagnóstico y tratamiento para la espondilitis busca aliviar los síntomas y prevenir o retrasar deformaciones, así como ayudar al paciente a continuar con sus actividades diarias y mejorar su calidad de vida.
Diagnóstico de la espondilitis anquilosante
El diagnóstico de esta enfermedad se realiza en función de los síntomas del paciente y con una exploración física del mismo. Se suelen solicitar pruebas diagnósticas como radiografías de la pelvis y de la columna vertebral, cuyo objeto es observar los cambios que se han generado por la inflamación en las vértebras de la médula espinal.
El estudio de la columna vertebral mediante una resonancia magnética ayuda a detectar las lesiones agudas de los pacientes que padecen esta enfermedad. De igual forma, la realización de determinados análisis de sangre puede apoyar este diagnóstico.
La presencia del antígeno HLA B-27 sirve como ayuda al especialista para corroborar el diagnóstico.
¿Cómo se trata la espondilitis?
Actualmente no existe ningún tratamiento que pueda por fin a esta enfermedad. So Algunos medicamentos y técnicas de rehabilitación de la columna vertebral los que alivian los síntomas de dolor y permiten una buena movilidad de la misma, de manera que de evita una evolución desfavorable de la enfermedad.
Lo más importante para el tratamiento de la espondilitis anquilosante es la realización de ejercicios físicos reglados y respiratorios, así como la realización de la práctica deportiva que permita una correcta extensión de la espalda y el mantenimiento de la movilidad de los hombros y las caderas. En cualquier cosa, se recomienda evitar deportes de contacto, dada la posibilidad de un traumatismo articular y óseo.
Solo en algunas ocasiones, será necesaria una intervención quirúrgica sobre las articulaciones que se encuentren dañadas que cuenten con una mínima movilidad, generalmente la cadera.
Es posible mantener una buena calidad de vida con la presencia de una enfermedad como la espondilitis anquilosante, pero ante todo, es necesario realizar un diagnóstico a tiempo y seguir ciertas medidas para el control de la columna vertebral en la rutina diaria. ¿Padeces alguna patología en tu columna vertebral? En ICAC son más de 9.000 pacientes contentos que han pasado por nuestro centro de columna para comenzar a vivir una vida sin dolor de columna. Obtén un diagnóstico profesional a medida con nuestros traumatólogos expertos en columna. Estamos encantados de poder ayudarte y que puedas volver a tu rutina sin dolor.