¿Qué es la Lumbalgia?

Se trata del motivo más frecuente de consulta en traumatología, así como de la causa más habitual de limitación de la actividad diaria en mayores de 40 años. El lumbago es el dolor que se produce en la región lumbar o, lo que es lo mismo, en la parte baja de la espalda.

Diferencias entre lumbago y ciática

Conviene diferenciar entre lumbago o ciática. En el caso de la lumbalgia, el dolor está focalizado en la región lumbar sin que se produzca irradiación definida a otras zonas del cuerpo.

En cambio, la ciática suele tratarse de un dolor lumbar por irritación de alguna raíz nerviosa de esta región y se irradia por la zona glútea o las extremidades inferiores.

Causas, síntomas y tratamientos para la lumbalgia

Alrededor del 50% de los lumbagos suelen desencadenarse debido a contracturas o alteraciones degenerativas de la columna lumbar y remiten en un tiempo aproximado de 7-10 días. Este tipo de dolor lumbar con una duración menor a 6 semanas se denomina lumbalgia aguda.

Hablamos de lumbalgia subaguda cuando el tiempo de evolución es de 6-12 semanas y lumbalgia crónica cuando la duración es superior a las 12 semanas. En estos casos, se requiere un estudio detallado con pruebas complementarias que nos ayuden a encontrar los motivos de la patología.

Asimismo, lumbago o dolor lumbar puede ser desencadenado por alteraciones en diferentes estructuras anatómicas de esta región de la columna vertebral: discos intervertebrales, vértebras, ligamentos, musculatura, articulaciones facetarías, articulaciones sacroilíacas, etc.

Para conocer con más detalle el origen de las lumbalgias clasificamos éstas en mecánicas (90%) y no mecánicas (10%).

El lumbago mecánico procede de una disfunción osteomuscular en la columna lumbosacra, la cual genera alteraciones estructurales/funcionales:

  • Fracturas vertebrales traumáticas o patológicas (osteoporosis o metástasis)
  • Hernias discales
  • Síndrome del espacio glúteo profundo (síndrome piramidal)
  • Inestabilidad segmentaria (espondiloartrosis)
  • Estenosis de canal / Estenosis foraminal
  • Espondilolisis / Espondilolistesis
  • Escoliosis

Por otro lado, la lumbalgia no mecánica es notablemente menos frecuente y su origen puede deberse a:

  • Enfermedades inflamatorias: sacroileitis, artritis reumatoide, psoriasis, espondilitis anquilosante o enfermedad de Crohn.
  • Espondilitis Infecciosa: espondilitis anquilosante, espondilodiscitis, tuberculosis y osteomielitis.
  • Tumores: tumores óseos primarios, metástasis, tumores retroperitoneales y mieloma.
  • Visceral: dolor referido gastrointestinal, renal o ginecológico.
  • Enfermedades óseas: enfermedad de Paget y osteomalacia.
  • Dolores neuropáticos: fibromialgia y neuropatía diabética.
  • Trastornos circulatorios: aneurisma aorta y vasculitis.

El principal síntoma de la lumbalgia es el dolor. Cuando este dolor de la región lumbar es de origen mecánico, se caracteriza por aumentar con la actividad física y mejorar con el reposo, el tratamiento analgésico-antiinflamatorio y el aumento progresivo de la actividad. No es habitual que provoque trastorno nocturno pero, en algunos casos, puede dificultar el completo confort del sueño.

En el caso del 10% de lumbagos no mecánicos, se presenta dolor matutino y un claro trastorno del sueño. El reposo suele ser insuficiente para la mejoría del paciente y el diagnóstico es esencial para el correcto tratamiento de la lesión.

Para llevar a cabo un correcto diagnóstico del lumbago es necesario disponer de una historia clínica detallada con una exploración física completa:

  • En la historia clínica investigamos los antecedentes personales y las patologías en curso. Asimismo, identificamos las causas del dolor (mecánico o inflamatorio), discriminamos entre lumbalgia y lumbociática, y contrastamos diferentes variables como por ejemplo la evolución del dolor.
  • Durante la exploración física, evaluamos al paciente. El tipo de marcha, la actitud postural y las limitaciones funcionales en las posiciones de exploración son condicionantes en el diagnóstico. Debemos valorar la movilidad activa en todos los planos (distancia dedos-suelo, test de Schöber, lateralizaciones y rotaciones), evaluar posibles afectaciones radiculares, en cadera y articulaciones sacroilíacas, realizar pruebas de elongación radicular (Lasègue, Bragard, marcha de puntillas y talones) y explorar alteraciones de fuerza, atrofias o alteraciones en los reflejos.

Apoyamos este diagnóstico con las siguientes pruebas complementarias:

  • El estudio radiológico es una prueba imprescindible que, además, debe ser la primera que se realice al paciente.
  • La resonancia magnética es la mejor prueba para identificar las lesiones que se encuentren en partes blandas. Es fundamental en el diagnóstico de ciática, sospecha de malignidad, infección o déficit neurológico.
  • El TAC se trata de una prueba muy útil en la valoración ósea estructural de la vértebra y el resultado nos puede ayudar a identificar una estenosis espinal o malformaciones vertebrales.
  • Para diagnosticar tumores, inflamaciones o infecciones se utiliza la prueba complementaria GGO.
  • Por último, los estudios de neurofisiología (electromiogramas / electroneurogramas) son útiles para evaluar alteraciones neuromiopáticas coadyuvantes a la lumbocitalgia.

El tratamiento de la lumbalgia puede ser conservador o quirúrgico. Para la elección de uno u otro es decisiva la patología desencadenante del lumbago o la ciática y la intensidad y duración del dolor, ya que la operación quirúrgica se realiza cuando la patología es una ciática o hernia lumbar.

La lumbalgia suele tratarse inicialmente con analgésicos, antiinflamatorios y relajantes musculares con el apoyo de una rehabilitación física activa. Debe evitarse el reposo en cama y las maniobras pasivas, los malos hábitos posturales, el descenso del peso corporal y el tabaco. Asimismo, mantener un tono muscular eficaz dorso-lumbar y abdominal es importante para evitar o disminuir recaídas.

Dependiendo de la intensidad y duración del proceso, la recurrencia y el fracaso del tratamiento conservador, se podrá optar a realizar un tratamiento quirúrgico.

Existen diversos deportes recomendados para la lumbalgia: andar es bueno para el lumbago, así como la práctica de natación y yoga. Es recomendable acudir a nuestros traumatólogos especialistas en lumbalgia de Madrid para tratar la patología de forma particular y personalizada, así como pactar una serie de ejercicios en casa para la lumbalgia, o el uso de fajas lumbares.

Antes de realizar dicha técnica quirúrgica, el paciente suele acudir a un fisioterapeuta que trate la compresión lumbar. Si este tratamiento conservador no funciona, se recurre a dicha operación quirúrgica, la cual es rápida y sus riesgos son mínimos.

La descompresión lumbar es un tratamiento utilizado para para tratar el pinzamiento neural (pinzamiento de los nervios), eliminando el dolor que sufre el paciente. Para ello, se elimina una parte del hueso que está en la zona de la raíz del nervio, liberando espacio. Dentro de la misma se puede optar por la microdiscectomía o la laminectomía lumbar.

El procedimiento de la fusión lumbar es muy eficaz a la hora de tratar los dolores de la espalda baja. Suele aplicarse en los pacientes que sufren espondilolistesis o un proceso degenerativo del disco lumbar. La fusión lumbar es conocida como artrodesis lumbar.

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