Cervicalgia: qué es, síntomas, causas y tratamiento

La cervicalgia, como se llamada al dolor de cuello, es uno de las afecciones más comunes en estos tiempos. Las posturas forzadas de la columna y la falta de incorporación de hábitos que refuercen la higiene postural, pueden hacer que el dolor empeore o se intensifique. Si el dolor no desaparece, lo mejor es acudir a un experto para recuperar la buena movilidad cervical y poder realizar sin problemas las actividades diarias.

¿Qué es la cervicalgia?

La cervicalgia es la manera formal de llamar al dolor de cuello o dolor cervical. Esto comprende a la zona occipital (nuca), el cuello hasta sus laterales y las vértebras superiores de la columna. La rigidez muscular y los pellizcos en los nervios vertebrales, son los principales causantes de este dolor.

Cuál es el tratamiento para la cervicalgia

Tipos de cervicalgia

El dolor en el cuello no siempre se da de la misma manera en las personas y por eso es posible hablar de diferentes tipos de cervicalgia, en función del tiempo y la intensidad del dolor.

En primer término podemos hablar de una cervicalgia aguda o una cervicalgia crónica. La primera de ellas suele aparecer de forma repentina como consecuencia de una lesión, mientras que la segunda hace referencia a cuando la lesión ya no existe pero el dolor permanece.

Por otro lado, en función del tipo de dolor, hay dos tipos. Por un lado, la cervicalgia mecánica, en donde el dolor está relacionado con tendones, músculos y ligamentos. Este dolor empeora con la realización de esfuerzo y mejora en reposo. Suele estar relacionado con contracturas y lesiones musculares. Asimismo, existe la cervicalgia inflamatoria o no mecánica. En este caso, las causas son inflamatorias, infecciosas o tumorales. El dolor es continuo y solo se reduce con tratamiento médico.

Dentro de estos tipos, podemos encontrar distintas afecciones puntuales. Entre ellas se encuentra la tortícolis. Esta es una afección en la que los músculos del cuello se contraen y provocan que la cabeza se incline voltee o rote hacia uno de los dos lados, por eso se habla de una contractura unilateral de la musculatura cervical.

Otra de las afecciones incluidas en la cervicalgia es la neuralgia cervicobraquial. Esta es una dolencia que va desde región cervical hacia las extremidades superiores, ya que afecta a la raíz nerviosa cervical que llegue hasta los brazos. También es llamada ciática de brazo o cuello.

Por último, podemos destacar el esguince cervical, también llamado latigazo cervical o whiplash. Se trata de una lesión producida por un movimiento forzado del cuello, hacia delante, detrás o a los costados. Es muy común que se origine por un accidente de tráfico o un traumatismo en la columna.

Tipos de cervicalgia

¿Cuáles son las causas de la cervicalgia?

Entre las causas más comunes de la cervicalgia se encuentran las lesiones de las partes blandas, producidas por traumatismos o por el deterioro progresivo. Aunque las causas, en líneas generales, son muy variadas, el dolor aparece como resultado de anomalías en los músculos, ligamentos, discos o nervios de la zona.

Las causas más habituales de esta patología suelen estar relacionadas con traumatismos o enfermedades degenerativas. Entre las principales patologías asociadas se encuentra la artrosis facetaria, que supone un deterioro progresivo en el estado general del paciente. También es común en pacientes con hernia de disco cervical, la cual pueden tratarse con una operación de prótesis cervical que no presentan secuelas.

En otras ocasiones, el dolor de cuello puede estar asociado a alteraciones de la visión o estrés emocional. En casos de ansiedad o depresión, es habitual que la zona del cuello almacene la tensión que sufre el paciente. También, es posible que la cervicalgia aparezca como consecuencia de otras patologías, como puede ser un latigazo cervical, la artrosis cervical, un síndrome miofascial, una contractura, una mielitis o una enfermedad degenerativa de discopatía o

¿Qué consecuencias trae la cervicalgia?

Entre las consecuencias principales de la cervicalgia, el síntoma más característico es el dolor de cuello y la dificultad y disminución de la movilidad de la zona. En muchas ocasiones, también es  habitual que aparezcan dolores de cabeza, cefaleas, mareos, rigidez de cuello, hormigueo o adormecimiento en la zona.

Entre las disfunciones secundarias de la cervicalgia, hay otros órganos que pueden verse afectados. Los oídos, la visión y la movilidad de las extremidades superiores pueden verse fácilmente afectadas por el dolor de cuello. En estos términos, pueden aparecer pitidos en los oídos, trastornos visuales y hormigueo en los hombros, brazos y/o manos.

¿Cómo se diagnostica el dolor cervical?

Para el diagnóstico de la cervicalgia, es necesario realizar una historia clínica de sintomatología cervical. Esto debe incluir una valoración postural completa, así como de la movilidad y las zonas dolorosas. También, es necesario evaluar la función nerviosa de brazos y piernas, por si la lesión pudiese estar comprimiendo o afectando algún nervio.

Cómo convivir con cervicalgia

En función de los resultados que se obtengan, suele ser común realizar una exploración más completa, que incluye pruebas como el TAC o una electromiografía, en la cual, mediante agujas muy finas, se estudia la conducción nerviosa.

¿Cuál es el tratamiento para la cervicalgia?

Una vez diagnosticada, comienza el tratamiento de la cervicalgia. En primer lugar, es común suministrar antiinflamatorios o relajantes musculares, para mitigar el dolor. Este tratamiento se acompaña de duchas con agua a presión a temperaturas elevadas y algunos ejercicios de estiramiento de cuello.

Si el dolor no desaparece, lo más ideal realizar fisioterapia para el tratamiento de la cervicalgia. Este suele ser uno de los tratamientos más efectivos, ya que se puede llevar a cabo la manipulación de la articulación temporomandibular, que puede aliviar los dolores. Otra de las técnicas de fisioterapia más empleadas son las tracciones cervicales, que alivian el dolor ya que reducen la presión en los nervios.

En los casos en los que estos tratamientos no den resultado, se valorará la operación quirúrgica de hernia discal cervical, con el objetivo de reducir la presión nerviosa. En los casos más graves en los que la compresión nerviosa esté suponiendo un riesgo de parálisis para el paciente, se puede llevar a cabo una cirugía.

Cómo convivir con cervicalgia

Dependiendo de la intensidad del dolor y del tratamiento, la cervicalgia crónica puede durar varias semanas y la cervicalgia aguda apenas unos días. Sea cual sea el caso, el dolor cervical puede convertirse en un factor limitante que afecte a las actividades diarias del paciente. Por eso, hay que tener en cuenta ciertas pautas para aprender a vivir con la cervicalgia.

La aplicación de hielo cuando aparece el dolor es uno de las prácticas más efectivas para mitigarlo. Como se ha visto, la cervicalgia tiene una relación directa con el estrés emocional, por eso, es importante canalizar las emociones y el estrés para que no empeore. Disciplinas como yoga o pilates, podrían ser beneficiosas para conseguir el equilibrio emocional y, por tanto, reducir la tensión en la zona del cuello.

Cuáles son las causas de la cervicalgia

Es fundamental, dar importancia a las horas de descanso, tanto a la cantidad como a la calidad de las horas de sueño. Por eso, es importante que la almohada y el colchón sean de buena calidad y permitan que el cuerpo descanse. Según los expertos en sueño, la mejor postura para dormir con dolor de cuello es la posición fetal, que consiste en acostarse de lado con las rodillas y los brazos semiflexionados.

Consejos para fortalecer las cervicales y no sufrir dolores cervicales

En la mayoría de los casos, a no ser que esté causada por patologías de mayor gravedad, la cervicalgia es evitable. A continuación, se enumeran diferentes pautas a tener en cuenta para fortalecer las cervicales:

  • Importancia de la posición al dormir, evitando posturas boca abajo, que suponen una posición forzada para la columna.
  • En la medida de lo posible, apoyar la cabeza al estar sentados durante períodos largos: viajes, trabajo frente al ordenador, etc.
  • Realizar ejercicio moderado de bajo impacto, que fortalezca la zona.
  • Priorizar la cantidad y calidad del descanso, para que los músculos pueden relajarse.
  • Evitar realizar sobreesfuerzos y tirar de objetos pesados que puedan provocar la sobrecarga de la zona o latigazos cervicales.

Como se ha explicado, la cervicalgia se puede evitar en muchas ocasiones. Por tanto, es importante mantener una buena higiene postural, así como una buena gestión del estrés emocional. De esta forma, se evitará esta lesión que puede resultar incapacitante para el paciente. En caso de presentar síntomas, no dudes en pedir una cita privada con el equipo de expertos en traumatología de columna en Madrid.

Deja un comentario

En el Instituto de Cirugia Avanzada de Columna estamos comprometidos con nuestra comunidad y abiertos a asesorar y responder cualquier cuestión siempre que sea posible.

Para ofrecer un diagnóstico preciso al paciente siempre será necesario una evaluación personalizada y una revisión exhaustiva de su historial médico. Una vez estudiado el caso de manera individualizada, se le recomendará al paciente el tratamiento más adecuado acorde a su patología y/o enfermedad.

Además desde ICAC, nos gustaría recordar que no se realizará la prescipción de ningún medicamento sin una consulta previa.