El dolor de espalda afecta a gran parte de la población, a menudo puede ser un dolor incapacitante que afecte a la realización de actividades cotidianas. Por eso, es importante seguir ciertas pautas para evitar su aparición y tratarlo de forma adecuada.
¿Qué es el dolor de espalda y por qué se produce?
El dolor de espalda es una patología muy común, que afecta a un gran porcentaje de la población. Su origen siempre está relacionado con un mal funcionamiento de la musculatura de la espalda. Sus síntomas pueden variar en función de la causa del dolor, pudiendo presentarse como un dolor sordo o un dolor agudo y constante.
Principalmente, se diferencian dos tipos de dolor: por un lado el dolor mecánico, que está relacionado con movimientos bruscos, traumatismos o malas posturas. En este caso, el dolor es más intenso al realizar movimientos y desaparece en reposo. En segundo lugar, se encuentra el dolor inflamatorio, que está relacionado con enfermedades reumáticas o autoinmunes, y su tratamiento es más complicado.
Las causas del dolor de espalda varían en función del lugar donde aparezca el dolor, como se ha explicado, en muchas ocasiones los dolores aparecen como consecuencia de una enfermedad reumática. En otros casos, son el resultado de una disfunción del sistema nervioso, es decir, la compresión o irritación de un nervio es lo que provoca el dolor.
En otros casos, el dolor está provocado por lesiones puntuales, por ejemplo, esguinces, roturas óseas, fracturas o hernias.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
Como en la mayoría de patologías, existen ciertos factores que pueden hacer que el paciente sea más propenso a sufrir dolor de espalda. En este caso, la edad es un factor fundamental, ya que el desgaste de cartílagos y articulaciones, y la aparición de enfermedades degenerativas son una de las principales causas de dolor de espalda.
Un peso corporal elevado, puede provocar dolor de espalda, ya que, en estos casos, los músculos y huesos de la espalda tendrán que soportar mayor presión, y existirá un riesgo mayor de padecer una hernia discal.
Por otro lado, el estrés emocional y psicológico puede afectar directamente a la espalda, especialmente a la zona de las cervicales. El sedentarismo también es un factor desencadenante de dolor de espalda.
¿Cómo se diagnostica el dolor de espalda?
Para un correcto diagnóstico del dolor de espalda, es imprescindible acudir a un profesional ante la aparición de síntomas. En primer lugar, se realizará un examen físico, que permitirá detectar anomalías y realizar las pruebas diagnósticas pertinentes.
En muchos casos se realiza un hemograma completo del paciente, que pueda dar pistas de alteraciones. En cuanto a las pruebas diagnósticas, las más comunes son radiografías y resonancias magnéticas, que permiten observar con mayor precisión alteraciones en la espalda.
Tratamientos para el dolor de espalda
Una vez se han realizado las pruebas diagnósticas necesarias, el especialista pautará el tratamiento más adecuado en función de las causas del dolor.
En primer lugar, se suministrará un tratamiento a base de analgésicos y antiinflamatorios, con el objetivo de reducir la inflamación y aliviar el dolor.
Uno de los tratamientos más recurrentes en la actualidad, es la estimulación eléctrica transcutánea, que pretende impedir la activación de las células nerviosas que transmiten la sensación de dolor al cerebro.
En caso de que los tratamientos anteriores no hayan funcionado, habitualmente se recurre a la cirugía, especialmente si existen nervios afectados.
Tratamientos alternativos para el dolor de espalda
En el caso del dolor de espalda, existen tratamientos alternativos que pueden ofrecer buenos resultados y mejorar la calidad de vida del paciente, permitiéndole realizar sus actividades cotidianas. Adquiere gran importancia la rehabilitación, ya que fortalece la musculatura, lo que permite evitar lesiones en muchos casos.
El tratamiento más recurrente es la fisioterapia, ya que a través de terapias manuales puede relajar la musculatura y aliviar de forma notable el dolor. Terapias como la quiropraxia o acupuntura, mediante la manipulación espinal, también son frecuentes para el tratamiento del dolor de espalda.
Como se ha explicado, el dolor de espalda, en ocasiones, está relacionado con el estrés emocional. Por eso, la meditación y la hipnosis pueden aliviar de forma notable los dolores de espalda.
Uno de los tratamientos más novedosos para el dolor de espalda, es la biorretroalimentación. En este caso, mediante sensores se controlan los biorritmos, pudiendo modificarlos y aliviando el dolor.
Cómo prevenir el dolor de espalda
En muchos casos, el dolor de espalda se puede prevenir adquiriendo ciertos hábitos de vida saludable, para ello es importante cuidar la alimentación, ya que influye directamente en el peso corporal.
Es importante fortalecer la musculatura abdominal, para evitar lesiones lumbares, así como ejercitar la fuerza y la elasticidad de la espalda.
Disciplina para prevenir el dolor de espalda
Existen ciertas disciplinas, que puede ayudar a prevenir y tratar el dolor de espalda, ya que fortalecen la musculatura y aportan estabilidad a la columna.
Entre ellas, las disciplinas más recomendadas son el yoga, pilates y natación, que pueden aliviar el dolor y presentar buenos resultados a corto plazo.
Como se ha explicado, en muchos casos los dolores de espalda se pueden prevenir siguiendo ciertos hábitos saludables. Para un correcto diagnóstico y tratamiento, es importante acudir a un profesional que realice las pruebas pertinentes para aplicar el tratamiento más adecuado a cada pacie